Aún recuerdo la primera vez que mi
hermano mayor me enseño a manejar la bicicleta, me habían comprado una
la noche anterior, era de color azul y yo emocionado me había levantado a
las seis de la mañana de ese día sábado para aprender a montarla.
Mi hermano tomo el timón y el asiento,
mientras yo sentado y con mi pies sobre los pedales; comenzó a
impulsarme, a correr a la par mía, dándome la seguridad de que no
pasaría nada.
Así mismo dimos varias vueltas y cada
vez mas iba tomando la práctica de pedalear y dirigir el timón, en una
de esas sin percatarme mi hermano me soltó, me dejo solo, pedalee unos
metros antes de darme cuenta que iba yo solo, cuando me di cuenta que mi
hermano había quedado muy atrás, algo ocurrió, pareciera que en ese
mismo instante perdí todo equilibrio y fui a parar a la acera de un
vecino.
Fue mi primera caída en bicicleta, la
cual nunca olvidare, un duro golpe, pero mi deseo de poder manejar esa
bicicleta hizo que lo intentara muchas veces más, me caí en innumerables
ocasiones, pero todas las horas que disfrute sobre mi bicicleta fueron
increíbles, mi bicicleta fue mi compañera durante muchos años de mi
niñez y juventud.
Ahora me pregunto, ¿Qué hubiera pasado
si la primera vez que me caí y me golpee fuerte, hubiera decidido no
intentarlo nunca más?, creo que mi infancia y juventud no hubiera sido
la misma, mi bicicleta me llevo a experimentar aventuras muy bonitas que
quedaron plasmadas en mi mente para siempre.
En la vida nos enfrentaremos con
diferentes caídas, con momentos dolorosos que querrán obligarnos a no
intentarlo más. Y es que el dolor de algunas caídas es tan profundo que
nuestra mente muchas veces quiere reusarse a volverlo a intentar.
Quizá algunos de ustedes hoy se sientes
derrotados, quizá estas experimentado una caída muy fuerte, de esas
dolorosas que nadie quisiera experimentar, las fuerzas se te han ido, crees que no vale la pena quizá volverlo a intentar o simplemente tienes miedo de volver a caer y lastimarte.
La Biblia nos dice:
“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse…”
Proverbios 24:16a (Reina-Valera 1960)
Quizá las cosas se salieron de control,
quizá en algún momento has pensado en renunciar, en no seguir mas, en
rendirte. Pueda que esa caída que acabas de experimentar o la que
experimentaste hace un tiempo pero que aun no puedes superar, está
causando en ti la indisposición de volverlo a intentar.
¡Vamos! ¡Levántate e inténtalo otra
vez!, Dios quiere que sepas que Él está contigo, que lo que has
experimentado servirá para cimentar tu fe, para crear en ti un carácter
de siervo, pero que al volverlo a intentar lo lograras.
Quizá caerás, quizá te golpearas, quizá
dolerá, pero ¡Levántate!, no fuiste llamado para retroceder, no fuiste
llamado para quedarte en el suelo después de una caída, tú has sido
llamado para conquistar, para vencer, para lograrlo, tienes la capacidad
de hacerlo porque Dios la deposito en ti y como respaldo de eso, Él ha
estado, está y estará contigo, porque no te dejara, porque no permitirá
que seas vencido, por lo tanto: ¡Levántate!
Quizá caerás, pero sobre todo LEVÁNTATE cuantas veces sea necesario, porque hay algo está claro y esto es: ¡Tú eres un vencedor!