Era un hombre común y corriente, con
temores y fortalezas. El no era un sumo sacerdote o alguien cercano a
Dios como para considerar que por esa razón Dios le había dado una tarea
que cumplir. Hijo de Amitai, el personaje en cuestión se llama: Jonás.
Y es que Dios no busca a los mejores
para realizar tareas determinadas, sino que los hace mejores. Viendo
Dios la maldad de la ciudad de Nínive decide encomendar una misión a
Jonás, su misión la describe la Biblia: “Cierto día, un hombre
llamado Jonás hijo de Amitai recibió un mensaje de parte de Dios:
«¡Levántate, ve a la gran ciudad de Nínive y diles que ya he visto lo
malvados que son!»” Jonás 1:1-2 (Traducción en lenguaje actual).
La Biblia narra de qué forma actuó Jonás luego de recibir la misión de Dios: “Pero
en vez de ir a Nínive, Jonás decidió irse lo más lejos posible, a un
lugar donde Dios no pudiera encontrarlo. Llegó al puerto de Jope y
encontró un barco que estaba a punto de salir. Pagó su pasaje y se embarcó, contento de irse lo más lejos posible de Dios” Jonás 1:3 (Traducción en lenguaje actual).
La actitud de Jonás frente a la misión
que Dios estaba encomendándole es parecida a la que en muchas ocasiones
nosotros hemos tomado en torno a un mandato divino.
No era cosa fácil, si por algo Dios
enviaba a Jonás a Nínive era porque en esa ciudad su gente era perversa y
mala. Hablando en sentido humano: ¿Quién va querer ir a dar una
advertencia a una ciudad llena de gente perversa?, ¿Qué podría pasarle a
Jonás yendo a esa ciudad?, ¿Cómo reaccionaría la gente?, ¿Qué tal si lo
mataban por reprenderlos?
La actitud de Jonás no es sorprendente,
sino que hasta cierto punto, hablando en sentido humano es comprensible.
Su instinto de sobrevivencia le insinuaba que no era bueno ir,
seguramente Jonás conocía muy bien la ciudad y la gente que allí
habitaba y por eso se decidió a no obedecer lo que Dios le estaba
diciendo.
Es fácil criticar a Jonás de ser un
desobediente o un hombre con poca fe, pero ¿Acaso no hemos actuado
nosotros de esa forma?, ¿Acaso no hemos huido en alguna ocasión a un
mandato divino?, independientemente de que el mandato divino sea
sencillo o difícil, todos en alguna ocasión hemos desobedecido he ido
hacia el lado contrario del cual Dios nos está enviando.
Pero tenemos a un Dios que cuando decide encomendarnos una misión no descansara hasta que la llevemos a cabo.
Y es que si algo debemos saber y estar seguros es que Dios jamás te
encomendara una misión para que fracases, jamás te dirá que hagas esto o
aquello para que te vaya mal. Si Dios te llama es porque Él ya tiene
trazado un plan maravilloso para ti y para esa misión que te esta
encomendando, su FIDELIDAD que es UNICA
es la garantía que nada malo pasara y si llegara a pasar, tienes que
estar seguro que Dios obrara de una manera sobrenatural para hacer que
todo aquello al final te sirva para bien.
Estando en un barco que lo llevaba
exactamente al otro lado de a donde Dios lo había enviado, vino un
viendo muy fuerte que pronto se convirtió en tempestad, todo por obra de
Dios. El barco a punto de romperse en pedazos alertaba a los marineros
que hacían hasta lo imposible por que el Barco no se hundiera y ellos no
murieran.
Mientras tanto en la bodega del barco
dormía Jonás, como queriendo disimular que nada pasaba, como cuando
nosotros estamos tan tranquilos tratando de olvidar lo que Dios nos
encomendó, como cuando estamos dormidos en la parte baja, mientras
tendríamos que estar en el frente de batalla llevando a cabo la misión que Dios no encomienda.
El capitán del barco despierta a Jonás y
le pide que clame a su Dios para que tal vez no mueran, los marineros
echan suerte entre todos para saber quién de los pasajeros era el
culpable de lo que estaban experimentando. La suerte cae sobre Jonás
quien definitivamente era el causante de tal tempestad como consecuencia
de su decisión de hacer lo contrario a lo que Dios le había enviado a
hacer.
Jonás reconoce su culpa y expresa lo siguiente: “Soy
hebreo y adoro a nuestro Dios, soberano y creador de todas las cosas.
Lo que está pasando es culpa mía, pues estoy huyendo de él” Jonás 1:9 (Traducción en lenguaje actual).
A veces huir de Dios puede traer
consecuencias que afectan a terceros. Indirectamente los hacemos parte
de nuestra culpa y en ocasiones tienen que enfrentarse a tempestades
consecuencias de nuestras malas decisiones.
Los marineros preguntan a Jonás que es
lo que tienen que hacer para que no perezcan, y es en este punto donde
me llama la atención algo que en toda mi vida en Cristo no había notado o
no lo había visto de esta forma en cuando a esta historia, la respuesta
de Jonás fue: “Échenme al mar, y el mar se calmará —contestó Jonás—. Esta terrible tempestad cayó sobre ustedes por mi culpa” Jonás 1:12 (Traducción en lenguaje actual).
¿Qué estaba pidiendo Jonás?, ¿Acaso
estaba pidiendo que lo mataran?, por un momento imaginemos el episodio,
con olas gigantescas azotando el barco, con vientos fuertes que hacían
pensar a marineros experimentados que morirían, humanamente hablando no
se podía hacer nada. Jonás les pide que lo echen al mar. ¿Acaso Jonás
pensaba que un pez gigante lo salvaría?, ¡No! Jonás no conocía la
historia que nosotros conocemos, personalmente pienso que Jonás no tenía
valor de matarse, por lo que invitaba a los marineros a que ellos lo
hicieran por él. Tirarlo al mar en medio de la nada y bajo una tempestad
terrible era como para saber que iba a morir.
A veces preferimos morir en lugar de
obedecer la voz de Dios, cuando obedecer a veces es tan fácil pero
nosotros lo hacemos tan difícil.
Los marineros al no tener otra
alternativa y viendo que su vida peligraba en gran manera, decidieron
echar a Jonás al mar. Y he aquí un suceso sobrenatural: “Entonces Dios mandó un pez enorme, que se tragó a Jonás. Y Jonás estuvo dentro del pez tres días y tres noches” Jonás 1:17 (Traducción en lenguaje actual).
Es increíble como Dios actúa, y es que
Dios no nos dejara morir aun cuando quisiéramos que pasara, Dios no ha
terminado contigo, Él tiene un plan perfecto y un tiempo perfecto para
actuar.
No he leído jamás en mi vida de otro hombre que haya sido tragado vivo por un pez y que pudiera permanecer tres días vivo dentro de él.
La estancia de Jonás dentro del pez me
lleva a pensar que Dios aun en medio de nuestras desobediencias, nos
cuida. Pasar dentro de un pez por tres días, no era algo sencillo de
creer. ¿Cómo respiraba?, un pez no puede vivir fuera del agua, por lo
que considero que por mucho tiempo el pez paso bajo agua, ¿Cómo entonces
no murió Jonás?, Dios estaba con Jonás aun allí dentro del pez. Dios
era quien le daba oxigeno, quien le mostraba su misericordia, quien le
hacía ver que si siendo tragado por un pez y estando tantos días dentro
de él no moría, ¿Entonces porque tenía que temer a un pueblo que era perverso?
A veces Dios mandará peces gigantes para que nos traguen y estando dentro de ellos podamos ver LA PROTECCION, MISERICORDIA Y FIDELIDAD de DIOS.
Era una experiencia única, algo que
quedaría para la historia, un suceso fuera de lo normal, Dios actuando
con su creatividad única y a su mejor estilo. Y es que Dios siempre
tiene formas de sorprendernos, formas de mostrarnos su fidelidad,
misericordia y amor. A pesar de estar en una situación incómoda, Dios
aun le mostraba su fidelidad aun en medio de las infidelidades de Jonás.
Estando dentro del pez, Jonás oro a
Dios, reconoció su error, reconoció a Dios como el Soberano, reconoció
que Dios lo protegía y sobre todo que solo Él podía salvarlo. Entonces
Dios al ver que la oración de Jonás provenía de lo más sincero de su
corazón actuó: “Por fin, Dios le ordenó al pez: «¡Arroja a Jonás en la orilla del mar!»” Jonás 2:10 (Traducción en lenguaje actual).
Al ver Jonás que tenía una nueva
oportunidad, no quiso desperdiciarla y actuó como lo tendría que haber
hecho desde el principio, fue a Nínive a dar el mensaje que Dios le
había dado, la reacción de los habitantes de Nínive fue instantánea: “Entonces
toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo y decidió obedecer sólo a
Dios. Y como querían demostrar que deseaban cambiar su manera de vivir,
se pusieron ropa de tela áspera y ayunaron. Todos ellos, desde el más
rico hasta el más pobre, no comieron nada ese día” Jonás 3:5 (Traducción en lenguaje actual).
Después de todo, la gente no reacción como Jonás temió en un principio, sino que Dios ya lo tenía TODO
planeado, el corazón de los habitantes de Nínive seria sensible a la
voz de Dios y decidirían actuar, buscando el favor de Dios.
A veces pensamos que Dios nos está
enviando a morir, pensamos que sus misiones son demasiados difíciles o
duras, pero Dios ya lo tiene todo planeado, si Dios te envía es porque
Dios sabe que te irá bien. Dios jamás te enviaría a fracasar, el miedo
humano es nuestro peor enemigo, la inseguridad que nuestros sentimientos
nos transmiten a veces quieren llevarnos a hacer lo contrario a lo que
Dios quiere, y es allí en donde por muy difícil que veamos el panorama
tenemos que activar nuestra fe y creer que si Dios nos manda a eso, es
porque Él ya tiene un plan perfecto.
Posiblemente Dios te está dando una
misión que cumplir, quizá has dudado, quizá has examinado el terreno y
ves que es muy difícil. Quizá has pensado que no podrás o que morirás
espiritualmente en el intento, pero déjame decirte que cuando Dios te da
una orden que cumplir, es porque Él ya examino antes el camino, ya
trazo un plan y sabe que tú tienes la capacidad de llevarlo a cabo y
sobre todo teniendo su respaldo sobre tu vida.