Ahora mi hijo Uziel tiene dos años con dos meses, es lindo ver cómo va creciendo y como aprende cada día cosas nuevas, cada día me deleito en el regalo que Dios me ha otorgado a permitirme ser el padre de un niño tan hermoso e inteligente.
No se imaginan como Dios me ministra a través de mi hijo de tantas maneras, que escribiría cada día de cada cosa. Y es que uno no logra comprender cosas de un Padre hacia su hijo, hasta que uno está interpretando el papel de padre, detalles que por ser hijos se nos escapan y que no percibimos, hasta que en su momento Dios nos da el hermoso regalo de ser padres.
Yo amo mucho a mi hijo, a veces creo que lo amo demasiado, pero no es algo que yo quiera, es algo que nace de mí, de mi corazón, es un sentimiento inexplicable e indescriptible que me hace amarlo sin medida y sin condiciones. Al percatarme de mi amor por él, no puedo dejar de pensar en el amor que Dios tiene para mi, de cómo El siendo el Padre por excelencia me ama sin medida y sin condiciones.
A veces llego a mi casa cansado de un día de trabajo o estresado por el duro día que a lo mejor tuve, pero cuando llego a casa y ver como mi pequeño Uzielito sale a mi encuentro y me abraza hace que mi día cambie, que el estrés o cansancio desaparezca y que por un momento olvide todo lo que había conquistado mis pensamientos.
Tener a mi hijo en mis brazos, darle un abrazo y recibir el suyo me hace sentir especial. Me hace sentir que realmente me ama, que le importo y que sobre todo le hago mucha falta.
Luego de llegar a casa y sentarme en el sofá al lado de Uzielito lo veo y le digo: “Hijo te amo”, quizá el no lo comprenda aun, y le doy un abrazo, el rápidamente también me abraza fuerte y me da un beso en mi mejilla, luego le pregunto: “¿Me quieres?” y con su voz de niño me responde un: “Shi”, necesitando algo más le pregunto: “¿Cuánto?” y el rápidamente en su voz tan especial me responde: “Musho, Musho” y vuelvo a abrazarlos y el también me abraza.
En esos momentos siento que soy el papá más feliz y orgulloso del mundo, sentir el abrazo sincero de mi hijo, sentir su amor hacia mí, me hace querer detener el tiempo, olvidarme de todo lo que me rodea, de todo el afán, de toda circunstancia y mucho tiempo a su lado.
Al percatarme del sentimiento que para muchos podría ser exagerado, me doy cuenta lo importante que es el abrazo de un hijo hacia su padre y del sentimiento que esa acción lo lleva a sentir, es allí en donde me pongo a pensar la importancia de abrazar a nuestro Padre Celestial y demostrarle que realmente lo amamos, que realmente lo necesitamos, que nos hace mucha falta y que queremos estar junto a El por siempre.
Y es que siempre esperamos que El nos abrace y nos renueve las fuerzas, que nos bendiga y que haga tantas cosas en nuestra vida, pero, ¿Cuánto fue la última vez que le distes un abrazo y le dijiste lo mucho que lo amabas?, estoy seguro que El anhela esos momentos.
Olvídate de todo, y abraza a tu Padre Eterno, El está esperando desde hace mucho sentir tu abrazo, sentir que no te has olvidado de Él y que sigue siendo el Padre que siempre quisimos.
Yo, hoy quiere abrazar a mi Padre Celestial, decirle que quiero estar cada día a su lado, decirle lo importante que es para mí y lo mucho que lo amo.
Estoy seguro que lo abrazas y le dices cuanto lo amas, El se sentirá el Padre más feliz y orgullo de sobre la faz de la tierra, al ver que su hijo o hija, no se ha olvidado de Él.
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