No puedo negar que cada día de nuestro vivir tendremos una constante lucha en contra de los deseos de la carne. Y es que cuando venimos a Cristo nuestro espíritu se renueva, pero nuestra carne sigue siendo la misma, sintiendo los mismos deseos de antes, con la diferencia que ahora ya no vivimos para satisfacerla, sino para agradar a Dios.
Al leer la carta a los Romanos, pablo nos da una cátedra sobre morir a la carne para vivir en el Espíritu, el comienza diciendo: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1). Y es que es definitivo, los que estamos en Cristo no tendríamos que andar conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, pero del dicho al hecho hay un gran trecho.
Por naturaleza nosotros somos orientados a buscar el pecado; aquella naturaleza pecadora que un día heredamos hará que sintamos cada día de nuestra vida el deseo de ir en busca de satisfacer los deseos carnales de todo tipo. Pero ahora el Espíritu Santo que mora en nosotros nos redarguye, nos hace ver que ya no vivimos obedeciendo a la carne y siendo esclavos del pecado, sino que ahora hemos sido LIBRES porque donde esta el Espíritu de Dios, allí hay libertad.
Ahora bien, Pablo nos da algunos parámetros para que nos autoanalicemos y evaluemos cual esta siendo nuestro caminar, en Romanos 8: 5 escribe: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. Ante esto la pregunta seria: ¿Qué clase de pensamientos hay en tu mente?, ¿Estaremos pensando en las cosas del Espíritu ó será que las cosas de la carne se están apoderando de nuestros pensamientos?
Luego el mismo Apóstol remata la frase diciendo: “y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:8), no hay forma de refutar esta frase, la Palabra de Dios es clara, no podemos tratar de agradar a Dios mientras queramos agradar a los deseos de la carne. Debemos pararnos firmes y decidir de una vez por todas tratar de agradar a Dios, no podemos estar llevando una doble vida, tratando de agradar a Dios cuando nosotros queramos, y cuando no lo queramos agradar o satisfacer los deseos de nuestra carne.
Muchos hoy en día quieren manipular a Dios, viviendo una vida desordenada satisfaciendo los deseos carnales y creyendo que eso “no es malo” delante de los ojos de Dios, pero yo te pregunto: ¿Quién te constituyo juez como para decretar que es lo malo y que es lo bueno?, ¿Por qué no vas a la Palabra de Dios y te guías por medio de ella?, si la Palabra de Dios dice que el que vive según la carne no puede agradar a Dios, es porque es ASÍ, no le des vuelta al asunto, no quieras sacar una excusa, no hay forma para excusarte de algo que Dios dijo.
Y por si aun no ha quedado claro el Apóstol Pablo escribe el Romanos 8: 12 al 14 de la siguiente manera: “Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”.
Ante estas frases surge la pregunta: ¿Estaremos siendo hijos de Dios?, ser hijo de Dios es permitir que el Espíritu de Dios nos guié, permitir que el Espíritu Santo nos redarguya y que nos lleve hacia toda verdad. ¿Estaremos permitiendo que nos guíe hacia toda verdad ó estaremos engañándonos obedeciendo a medias?
Amados, la voluntad de Dios es que podamos ser fieles a El, yo estoy consiente que con escritos como este no me haré popular entre los lectores, pero no podemos estar viviendo equivocadamente, mas cuando los tiempos son malos y la venida del Señor se acerca. Yo podría dedicarme solo a escribir temas de animo y fortaleza, pero es necesario también que comprendamos que la base de mantener una vida firme y fortalecida es mantener una verdadera comunión con el Señor, no jugando a ser de doble o triple cara, sino alejándonos del pecado y consagrándonos al Señor, en pocas palabras no viviendo según la carne, sino según el Espíritu.
Para respaldarme en esto que escribo, leamos lo que Pablo les escribe para terminar esta parte: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. (Romanos 8: 26, 27)
¿Se dan cuenta como es importante andar en conforme al Espíritu para que nos ayude en la debilidad?, sin lugar a dudas debemos analizar nuestro andar y ser sinceros en reconocer que si en algo estamos fallando debemos de tratar de mejorarlo, no podemos pasarnos la vida cristiana satisfaciendo los deseos engañosos de la carne como antes lo hacíamos cuando estábamos lejos del Señor o no lo conocíamos, mas ahora que lo conocemos, mas ahora que somos llamados hijos de Dios, debemos ser diferentes y andar ya no conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Dios quiere que cada uno de nosotros lo busquemos con un corazón sincero, con un corazón humilde, reconociendo nuestras debilidad y nuestra necesidad de El, rindámonos cada día a El, acerquémonos y aprendamos cada día acerca de su Palabra, cultivemos una vida de oración y sobre todo que en nuestro corazón halla un ferviente anhelo de agradarlo en TODO lo que hagamos.
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