La recuperación ha sido más lenta e incierta de lo normal, en gran parte por efecto de las políticas económicas que buscaban evitar la depresión.
EL AÑO 2007 se inició la mayor crisis financiera desde los años 1930. El pánico que se desató a raíz de la quiebra de Lehman Brothers hizo temer una nueva Gran Depresión, pero el adecuado manejo monetario y fiscal lo evitaron. Parte del año pasado y del actual año han sido de recuperación, pero ésta ha sido más lenta y mucho más incierta que lo normal, afectada, en parte importante, por los efectos de las políticas económicas aplicadas para evitar la depresión.
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de EEUU, declaraba recientemente que "el futuro de la economía es inusualmente incierto". Alan Greenspan, que por muchos años tuvo con mucho brillo el mismo puesto, advertía que la economía de EE.UU. "podría estar encaminándose a una nueva recesión". Es decir, la recuperación tendría la forma de una W. ¿Se justifican esas aprensiones?
Veamos lo que nos dicen los datos. De acuerdo a un análisis gráfico realizado por BNP Paribas, que compara la evolución de indicadores desde el punto más bajo de las crisis habidas en EEUU desde 1948 con la actual recuperación, se observa que (1) las tasas de crecimiento del PIB y del consumo son significativamente más bajas ahora; (2) el empleo prácticamente no se ha recuperado, en cambio, en las crisis anteriores ya superaba sus valores pre-crisis; y (3) en los episodios anteriores, la inversión habitacional crecía con gran fuerza, mientras que esta vez se abortó el modestísimo avance experimentado. Es más, en Estados Unidos se observa simultáneamente el alargamiento del período de desempleo de menos de 20 semanas a casi 40 semanas y un fuerte desendeudamiento. La señal más positiva de la economía norteamericana es el fuerte aumento de sus exportaciones y probablemente la más negativa sea su gigantesco déficit fiscal.
La información anterior, por sí sola, justifica las expresiones de Bernanke y Greenspan. Pero debemos agregar, entre otros, (1) el riesgo de que alguno de los fiscos de los países endeudados de Europa no pueda cumplir con sus compromisos y eso repercuta en la banca; (2) la posibilidad de que se reduzcan los estímulos fiscales a destiempo; (3) el efecto contractivo de las políticas fiscales de los países desarrollados para reequilibrar sus presupuestos; y (4) la imposibilidad de una banca a veces todavía débil para expandir el crédito. La incertidumbre es grande.
Con todo, la mayor parte de los expertos espera que la economía mundial siga creciendo. Anémicamente en EEUU y Europa occidental, pero con mayor vigor en los países emergentes. En China e India el crecimiento superaría de todos modos el 8%. Eso es, si Estados Unidos no entra en recesión, riesgo que no es bajo.
¿Y cómo estamos en Chile? Felices con los resultados del Imacec conocidos ayer: la economía crecería al 6%, año sobre año, durante el segundo semestre. El estímulo monetario y fiscal y la demanda generada por la reconstrucción explican una parte de los buenos resultados, mientras que los altos precios del cobre y cierta capacidad productiva inutilizada, gran parte del resto. Sin embargo, lo que suceda en el futuro cercano dependerá, entre otras cosas, de la evolución de la inversión, que sin duda se verá determinada por la incertidumbre económica mundial existente.
EL AÑO 2007 se inició la mayor crisis financiera desde los años 1930. El pánico que se desató a raíz de la quiebra de Lehman Brothers hizo temer una nueva Gran Depresión, pero el adecuado manejo monetario y fiscal lo evitaron. Parte del año pasado y del actual año han sido de recuperación, pero ésta ha sido más lenta y mucho más incierta que lo normal, afectada, en parte importante, por los efectos de las políticas económicas aplicadas para evitar la depresión.
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de EEUU, declaraba recientemente que "el futuro de la economía es inusualmente incierto". Alan Greenspan, que por muchos años tuvo con mucho brillo el mismo puesto, advertía que la economía de EE.UU. "podría estar encaminándose a una nueva recesión". Es decir, la recuperación tendría la forma de una W. ¿Se justifican esas aprensiones?
Veamos lo que nos dicen los datos. De acuerdo a un análisis gráfico realizado por BNP Paribas, que compara la evolución de indicadores desde el punto más bajo de las crisis habidas en EEUU desde 1948 con la actual recuperación, se observa que (1) las tasas de crecimiento del PIB y del consumo son significativamente más bajas ahora; (2) el empleo prácticamente no se ha recuperado, en cambio, en las crisis anteriores ya superaba sus valores pre-crisis; y (3) en los episodios anteriores, la inversión habitacional crecía con gran fuerza, mientras que esta vez se abortó el modestísimo avance experimentado. Es más, en Estados Unidos se observa simultáneamente el alargamiento del período de desempleo de menos de 20 semanas a casi 40 semanas y un fuerte desendeudamiento. La señal más positiva de la economía norteamericana es el fuerte aumento de sus exportaciones y probablemente la más negativa sea su gigantesco déficit fiscal.
La información anterior, por sí sola, justifica las expresiones de Bernanke y Greenspan. Pero debemos agregar, entre otros, (1) el riesgo de que alguno de los fiscos de los países endeudados de Europa no pueda cumplir con sus compromisos y eso repercuta en la banca; (2) la posibilidad de que se reduzcan los estímulos fiscales a destiempo; (3) el efecto contractivo de las políticas fiscales de los países desarrollados para reequilibrar sus presupuestos; y (4) la imposibilidad de una banca a veces todavía débil para expandir el crédito. La incertidumbre es grande.
Con todo, la mayor parte de los expertos espera que la economía mundial siga creciendo. Anémicamente en EEUU y Europa occidental, pero con mayor vigor en los países emergentes. En China e India el crecimiento superaría de todos modos el 8%. Eso es, si Estados Unidos no entra en recesión, riesgo que no es bajo.
¿Y cómo estamos en Chile? Felices con los resultados del Imacec conocidos ayer: la economía crecería al 6%, año sobre año, durante el segundo semestre. El estímulo monetario y fiscal y la demanda generada por la reconstrucción explican una parte de los buenos resultados, mientras que los altos precios del cobre y cierta capacidad productiva inutilizada, gran parte del resto. Sin embargo, lo que suceda en el futuro cercano dependerá, entre otras cosas, de la evolución de la inversión, que sin duda se verá determinada por la incertidumbre económica mundial existente.
Comentarios
Publicar un comentario
IMPORTANTE: Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
DIOS TE BENDIGA