Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado.
Mateo 3:2 ; Mateo 4:17
Que interesante descubrir la perfecta
unidad que hay en el Espíritu; en nuestro lenguaje moderno, diríamos que “estamos sintonizados,
sincronizados o conectados, en la misma frecuencia”
En el evangelio
de Sn. Mateo, 3: 2 Juan El Bautista, nos llama al arrepentimiento
“porque el reino de los cielos se ha acercado” a nosotros, pero él, a la
verdad reconocía que era un mensajero que preparaba el camino del
Mesías y bautizaba en agua,
mientras prometía que El Mesías, uno mucho mas grande que el, vendría y
bautizaría en el Espíritu Santo y fuego.
Posteriormente cuando Jesús comienza a
predicar, según Mateo 4:17 dice exactamente las mismas palabras
“Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado” y
durante su Ministerio prometió enviar la presencia del Espíritu Santo,
lo que se cumplió en Hechos. 2, cuando Dios envío su Santo Espíritu para
sellar a sus hijos.
Cuando recibimos al Espíritu y vivimos
en El, sucede lo mismo: vivimos en una perfecta comunión. Entre Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu
Santo; tenemos el mismo sentir, hablamos de la misma manera y nuestros
pensamientos están en armonía con la voluntad de Dios y es a través de
su Espíritu que podemos experimentar la presencia de Dios entre nosotros
y la cercanía y realidad de su reino.
Sin embargo, existe un requisito para
que podamos experimentar y disfrutar a plenitud de la presencia de Dios:
El Arrepentimiento.
En estos dos pasajes vemos claramente la
relación que existe entre el arrepentimiento, previo al bautizo, y
el agua del bautizo, los dos limpian, lavan, y preparan para la
llegada del fuego del Espíritu. Sin el arrepentimiento es imposible
reconocer:
1º.
Que somos pecadores
2º. Que estamos separados de la gracia de Dios, por el pecado
3º. Que necesitamos a Jesucristo, como único mediador entre Dios y los hombres y que nadie va al Padre, sino a través de Jesucristo.
2º. Que estamos separados de la gracia de Dios, por el pecado
3º. Que necesitamos a Jesucristo, como único mediador entre Dios y los hombres y que nadie va al Padre, sino a través de Jesucristo.
No podemos anhelar el bautizo en fuego
del Espíritu Santo, sin arrepentimiento; seria como pretender entrar
sucio y desaliñado a una boda. Jesús comparó el reino de los cielos con
una fiesta de bodas y a El mismo, con el novio; necesitamos de un
arrepentimiento genuino, salido del corazón, para lograr el perdón de
Dios por nuestros pecados; necesitamos reconocer nuestra pequeñez y
nuestra enorme necesidad de Cristo y de la gracia y la misericordia de
Dios.
Puede ser que haya en este mismo momento
algunos hermanos que aun no han experimentado y no están disfrutando
plenamente de la presencia de Dios y es debido a que su espíritu aun
tiene ataduras y no puede moverse con libertad y si ese es el caso,
queridos hermanos, hoy es un buen día para reflexionar en qué áreas de
nuestra vida no han sido entregadas al Señor; de examinar nuestro
interior y arrepentirnos por algún pecado y pedir perdón a Dios, pero
también, es tiempo de perdonar a quienes aún no hayamos perdonado y que
por algún motivo, aun están presos en nuestra mente o nuestro corazón.
El amar y perdonar libera, sana y restaura nuestra relación con Dios a
través del Espíritu y podemos disfrutar de estar en su presencia, de
entrar a sus atrios y de ese reino de los cielos que Jesucristo acercó a
nosotros.
Por ultimo, no debemos confundir el
arrepentimiento con la culpa; la culpa es un sentimiento diferente y no
es sano, porque por lo general, es la conciencia que nos acusa de algo, o
es ese sentimiento de malestar por algo que hacemos y pensamos que no
está bien, como me sucedió la semana pasada y que en realidad me inspiró
este devocional; debido a que me excedí en mis tarjetas de crédito,
cuando había decidido que iba a restringir su uso y no usarlas hasta que
terminara de pagarlas y usarlas en algo que fuera verdaderamente
importante y que valiera la pena endeudarse; sin embargo, Dios
transformó ese sentimiento negativo de culpa en una bendición porque
convirtió la compra en una inversión para un futuro negocio y cómo
sucedió? Le abrí mi corazón y le dije: “Señor, me siento mal por esto,
por favor perdóname porque estoy faltando a mi propósito, pero mira
también Señor que de verdad lo estaba necesitando” y cuando hice mi
devocional en la mañana siguiente, el Señor me mostró un articulo
precisamente sobre la culpa y como El, nos provee de todas las cosas
para que las disfrutemos, para que seamos felices y vivamos gozosos y en
paz. Entonces, le dije: “Gracias Señor, por tu amor y por
demostrarme que tu palabra es verdad y que todas las cosas nos ayudan a
bien” y me ministró con este pasaje, con el que también quiero
ministrarte a ti y no dudes que lo que eres y lo que tienes, es porque
Dios te lo ha dado, porque El, te ama:
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