“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”.
Hay versículos bíblicos que hemos leídos cientos de veces y a lo mejor nunca nos habíamos puesto a pensar muchas de las enseñanzas que muestran. Génesis 3:12
Este día al leer nuevamente este versículo me daba cuenta de algo que no me había puesto a pensar y es el hecho de que hasta ahora había interpretado este versículo como un momento en donde Adán le estaba echando la culpa a Eva de haberle dado de comer del árbol que Dios les prohibió que comieran, pero realmente Adán no estaba culpando a Eva, sino mas bien estaba culpando a Dios.
Adán le dice a Dios: “la mujer que me diste…”, en pocas palabras: “Tu me diste esa mujer por eso peque”, ¿Cuántas veces le hemos echado la culpa a Dios de nuestra decisión o mejor dicho de los resultados de nuestras desobediencias?
No se porque razón, pero la mayoría de veces que algo nos sale mal lo primero que decimos es: ¿Dios porque lo permitiste?, alguna vez te has puesto a pensar ¿Qué nosotros somos muchas veces los que propiciamos los malos resultados en nuestra vida?
Dios no obligo a Adán a comer del árbol, ni mucho menos le dio a la mujer como objetivo para que le fuera un tropezadero, al contrario, Dios siempre ha buscado la felicidad del ser humano y una de las razones por las que le dio a Eva fue porque no le pareció que estuviera solo, lastimosamente Adán convirtió esa bendición en un canal que lo llevaría al pecado.
Yo no culpo a la mujer de haber incitado al hombre de fallarle a Dios, puesto que Adán como cabeza tenia mucho que ver en cuanto a permitirle o no a Eva el hecho de desobedecer a Dios, puesto que en cualquier momento el pudo haberle dicho: “NO” al pecado, pero lejos de eso apoyo la falta y fue desechado del jardín de Dios.
Al igual que Adán, nosotros tenemos la decisión de ser fiel a su Palabra o de dejarnos manipular por las corrientes de pecado que cada día nos toca enfrentar, lastimosamente muchos de nosotros somos tan seducidos al pecado que nos dejamos llevar por nuestra naturaleza pecaminosa dado a luz al pecado y junto con el pecado la frustración de la derrota, es ahí en donde por fin nos acordamos de Dios, pero es una lastima que nos acordemos de El para reclamarle del ¿Por qué? de ese pecado o de ese resultado.
Amigo amado, Dios no tiene la culpa de tus decisiones, el te ha dado un libre albedrío y respeta tu decisión, sea esta para bien o para mal, Dios se entristece cuando decides lo contrario a su palabra, pues El sabe muy bien que el resultado de dicha decisión te llevara a la derrota.
Ya no es tiempo de estar culpando a Dios por nuestros errores, somos nosotros los que decidimos alejarnos de El, somos nosotros los que nos dejamos llevar por nuestra naturaleza carnal olvidándonos de sus preceptos, somos nosotros los que aun concientes del error seguimos ese camino que nos llevara a la derrota.
Es momento de reflexionar y darnos cuenta que Dios jamás nos llevara al pecado, sino que al contrario, El quiere que cada día que pase sea un día mas en donde hemos obedecido a su Palabra y por ende hemos andado en santidad delante de El, Dios quiere personas comprometidas a ser fieles a El y no personas que al cometer errores le echen la culpa de algo que El jamás propicio.
Dios no tiene la culpa de los resultados de tus decisiones, pues El ha sido claro a través de su Palabra, dándote los preceptos a seguir para alcanzar la bendición, hay de ti si no quieres obedecer su Palabra sino mas bien hacer tu voluntad.
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