“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2 Timoteo 4.1-5)
El Ministerio Bíblico Voz de Jehová es el compromiso asumido ante el Señor para difundir Su Palabra tal como nos ha sido dada en Las Sagradas Escrituras. Predicamos la Sana Doctrina del Evangelio del Señor Jesucristo, desde Génesis hasta Apocalipsis.
No es un ministerio para divulgar la Palabra de Dios según la creencia de una determinada religión o denominación.
Tampoco es la proclamación de una fe globalizada; es decir “ecumenista”, pues entiende que la unidad en la fe, no se logra buscando puntos de coincidencias entre las distintas religiones sino sólo en la persona del Señor Jesucristo. El que es uno con Cristo, es uno con todo aquel que también está “en Cristo” (Romanos 12.5).
Este ministerio sostiene que los genuinos creyentes son todos aquellos que han sido salvados por La Soberana y Libre Gracia de Dios, no por obras, méritos personales o propia decisión (Efesios 2.8,9). Son pecadores que una vez estuvieron muertos en sus delitos y pecados (Efesios 2.1); y que, por el poder del Espíritu Santo, han sido vueltos a la vida eterna “para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo” (Romanos 8.29)
Creemos que la IGLESIA DE DIOS es una, “la cual él (Jesucristo) ganó por su propia sangre” (Hechos 8.28) y está constituida “por ciudadanos del cielo” (Filipenses 3.20) “creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ella” (Efesios 2.10). Que es universal y no depende del lugar donde se congregue físicamente, sino donde se halla espiritualmente. Que su gobierno no está aquí en la tierra sino a la diestra de Dios; y aunque en el presente, la cizaña se encuentra mezclada con el trigo, “conoce el Señor a los que son suyos” (2 Timoteo 2.19).
Por último, es imprescindible destacar que este Ministerio, no predica “una nueva propuesta doctrinal” acomodada a los tiempos que estamos viviendo, sino que es la difusión del Evangelio según el Fundamento Apostólico; confiando en que, mediante su poder eficaz, ha de obrar “no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1.9).
“Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número”
(1 Corintios 9.19)
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