Los habitantes de la localidad de Jos, en el centro de Nigeria, han llevado a la mezquita principal los cuerpos de 367 personas fallecidas
en los enfrentamientos entre musulmanes y católicos después de la celebración de unos comicios locales. La cifra de muertos asciende a 400, según la agencia Reuters.
Murtala Sani Hashim ha recibido la mayoría de los cuerpos, algunos de ellos, cubiertos con sábanas. Por otro lado, el director de los servicios clínicos del Hospital Universitario, Aboi Madaki, ha señalado que ha recibido 25 cadáveres y ha atendido a 154 heridos. La mayoría de los cuerpos han llegado con heridas "de bala y machete".
El ejército nigeriano ha enviado refuerzos a la zona, especialmente a Jos, ciudad encrucijada entre los musulmanes que habitan al norte del país y los cristianos que viven en el sur. Varias iglesias cristianas y mezquitas han sido incendiadas en los enfrentamientos producidos durante estos dos últimos días.
Los choques entre la banda de los Hausas (musulmanes) y la banda de los Berons (cristianos) comenzaron por una disputa en las elecciones del gobierno local.
CIENTOS DE VÍCTIMAS
Este balance de víctimas no incluye las registradas en los hospitales, muchas de ellas quemadas vivas, o aquellas que se encontraban en el interior de los templos, por lo que la cifra podría aumentar.
La Cruz Roja asegura que cerca de 7.000 personas han abandonado sus hogares y han buscado refugio en edificios estatales y centros religiosos. El gobierno del estado de Plateau, cuya capital es Jos, asegura en un comunicado que las tropas tienen orden de disparar para establecer el orden y poner fin a la violencia.
Disparos y explosiones han sido escuchados en la ciudad, aunque gran parte de las ciudades permanecen desiertas. El ejército ha establecido varios puestos de control y ha comenzado a retirar los cadáveres de las calles.
No se trata de los primeros choques religiosos en Nigeria, el país más poblado de África. En el año 2001, la ciudad de Jos fue también escenario de combates que se saldaron con cientos de muertos. Tres años antes, el escenario de la violencia fue Yelwa, lo que llevo al entonces presidente Olusegun Obasanjo a declarar el estado de emergencia .
TOQUE DE QUEDA
Tras el toque de queda impuesto ayer, la violencia parece haber disminuido hoy gracias a las patrullas del Ejército que vigilan los puntos más conflictivos de la ciudad. "Todavía siguen sacando cadáveres, porque no se ha podido acceder a algunas zonas hasta este momento", explicó Al Mansur, uno de los residentes de la ciudad.
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