Corona de honra es la vejez que se baila en el camino de justicia. Prov. 16:31.
En la vejez hay sabiduría” acostumbraban a decir las personas cuando yo era niño. Esa frase era la deducción lógica de que, cuanto más se vive, más se aprende. Se busca el consejo de las personas más ancianas. En los tiempos bíblicos, los reyes se rodeaban de consejeros, todos hombres de edad.
Pero en el libro de Proverbios la sabiduría no es patrimonio solamente de los ancianos. Es verdad que una persona que vivió mucho pasó por experiencias que deben haberle enseñado algo, pero no siempre es así, porque la experiencia no es simplemente lo que le pasa a un hombre, sino lo que ese hombre hace con lo que le pasa.
La declaración bíblica de hoy es contundente. “Corona de honra es la vejez”. Quiere decir que haber vivido tanto, además de ser una bendición, es un privilegio. Si tú has vivido bastante, tienes un capital valioso, una riqueza extraordinaria de vivencias, una acumulación fabulosa de conocimiento, pero ¿es eso suficiente?
Desde el punto de vista bíblico, todo eso tiene valor si la persona anciana “se halla en el camino de justicia”.
Sin el temor de Dios, tú acumulas años con el tiempo, y tal vez conocimiento, pero no sabiduría. Conozco jóvenes con una sabiduría asombrosa, y ancianos que hasta el último día de la vida viven cometiendo un error tras otro. Errar no siempre es falta de sabiduría. Es parte del proceso a través del cual Dios permite que el ser humano crezca. La persona que no comete errores es porque generalmente no hace nada. Solo quien vive con Jesús tiene la capacidad de capitalizar el error, de aprender, crecer y madurar con él.
Si tú ya viviste mucho y estás hoy físicamente incapacitado de andar, no permitas que el sentimiento de inutilidad se apodere de tu corazón. Las canas de tu cabeza o la ausencia de cabello que el tiempo llevó, son demostración de la corona de sabiduría que tú has recibido, si es que Jesús forma parte de tu vida.
¡Ah, Señor! ¡Ayúdame a envejecer sabiamente, a aprender de las derrotas y de las victorias, de los errores y de los aciertos, para ser un consejero útil a los más jóvenes! Porque “corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia”.
En la vejez hay sabiduría” acostumbraban a decir las personas cuando yo era niño. Esa frase era la deducción lógica de que, cuanto más se vive, más se aprende. Se busca el consejo de las personas más ancianas. En los tiempos bíblicos, los reyes se rodeaban de consejeros, todos hombres de edad.
Pero en el libro de Proverbios la sabiduría no es patrimonio solamente de los ancianos. Es verdad que una persona que vivió mucho pasó por experiencias que deben haberle enseñado algo, pero no siempre es así, porque la experiencia no es simplemente lo que le pasa a un hombre, sino lo que ese hombre hace con lo que le pasa.
La declaración bíblica de hoy es contundente. “Corona de honra es la vejez”. Quiere decir que haber vivido tanto, además de ser una bendición, es un privilegio. Si tú has vivido bastante, tienes un capital valioso, una riqueza extraordinaria de vivencias, una acumulación fabulosa de conocimiento, pero ¿es eso suficiente?
Desde el punto de vista bíblico, todo eso tiene valor si la persona anciana “se halla en el camino de justicia”.
Sin el temor de Dios, tú acumulas años con el tiempo, y tal vez conocimiento, pero no sabiduría. Conozco jóvenes con una sabiduría asombrosa, y ancianos que hasta el último día de la vida viven cometiendo un error tras otro. Errar no siempre es falta de sabiduría. Es parte del proceso a través del cual Dios permite que el ser humano crezca. La persona que no comete errores es porque generalmente no hace nada. Solo quien vive con Jesús tiene la capacidad de capitalizar el error, de aprender, crecer y madurar con él.
Si tú ya viviste mucho y estás hoy físicamente incapacitado de andar, no permitas que el sentimiento de inutilidad se apodere de tu corazón. Las canas de tu cabeza o la ausencia de cabello que el tiempo llevó, son demostración de la corona de sabiduría que tú has recibido, si es que Jesús forma parte de tu vida.
¡Ah, Señor! ¡Ayúdame a envejecer sabiamente, a aprender de las derrotas y de las victorias, de los errores y de los aciertos, para ser un consejero útil a los más jóvenes! Porque “corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia”.
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