y el Diálogo Interreligioso La organización ecuménica principal se llama
Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que
"incluye actualmente 342 iglesias miembros, que representan a unos 400 a 500 millones de cristianos en más de 115 países. La mayoría de estas iglesias pertenecen a las tradiciones anglicana (34), ortodoxa (15), ortodoxa oriental (6), viejo-católica (5) y protestante (235); otras son iglesias unidas o en vías de unión (23), pentecostales (7) e iglesias instituidas en África (10) y otras más no pertenecen a ninguno de esos grupos. La mayoría de las iglesias miembros se encuentra en África (89), en Europa (81), en Asia (73). De las demás regiones, mencionaremos el Caribe (11), América Latina (27), Oriente Medio (12), América del Norte (32) y el Pacífico (17). Más del 60% de las iglesias miembros del CMI están en el Sur." (citado de su pagina)
Aparte de esto, la iglesia del Vaticano busca fuertemente ecumenismo y diálogo Interreligioso.
Este movimiento busca "unidad de todos los cristianos", que suena como un objetivo bonito y elevado, pero el problema es que las iglesias fundamentales que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús lucen con su ausencia, mientras que la iglesia católica es la fuerza principal detrás de todo el movimiento. Entre los protestantes influye la teologia liberal y estan poco a poco acercando a La Iglesia Catolica, que es practicamente la unica posibilidad para esta "unidad", como
la iglesia católica no hace compromisos con su doctrina.
Esto se ve por ejemplo de las circulares del papa: | |
la carta encíclica acerca del ecumenismo de papa Juan Pablo II "Que sean una sola cosa" ("Ut unum sint") 25. de mayo 1995:
- Yo mismo quiero promover cualquier paso útil para que el testimonio de toda la comunidad católica pueda ser comprendido en su total pureza y coherencia , sobre todo ante la cita que la Iglesia tiene a las puertas del nuevo Milenio, momento excepcional para el cual pide al Señor que la unidad de todos los cristianos crezca hasta alcanzar la plena comunión. (3) A este objetivo tan noble mira también la presente Carta encíclica, que en su índole esencialmente pastoral quiere contribuir a sostener el esfuerzo de cuantos trabajan por la causa de la unidad.
- Esta es un preciso deber del Obispo de Roma como sucesor del apóstol Pedro. Yo lo llevo a cabo con la profunda convicción de obedecer al Señor y con plena conciencia de mi fragilidad humana. En efecto, si Cristo mismo confió a Pedro esta misión especial en la Iglesia y le encomendó confirmar a los hermanos, al mismo tiempo le hizo conocer su debilidad humana y su particular necesidad de conversión: « Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos » (Lc 22, 32). Precisamente en la debilidad humana de Pedro se manifiesta plenamente cómo el Papa, para cumplir este especial ministerio en la Iglesia, depende totalmente de la gracia y de la oración del Señor: « Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca » (Lc 22, 32). La conversión de Pedro y de sus sucesores se apoya en la oración misma del Redentor, en la cual la Iglesia participa constantemente. En nuestra época ecuménica, marcada por el Concilio Vaticano II, la misión del Obispo de Roma trata particularmente de recordar la exigencia de la plena comunión de los discípulos de Cristo.
- Junto con todos los discípulos de Cristo, la Iglesia católica basa en el designio de Dios su compromiso ecuménico de congregar a todos en la unidad. En efecto, « la Iglesia no es una realidad replegada sobre sí misma, sino permanentemente abierta a la dinámica misionera y ecuménica, pues ha sido enviada al mundo para anunciar y testimoniar, actualizar y extender el misterio de comunión que la constituye: a reunir a todos y a todo en Cristo; a ser para todos 'sacramento inseparable de unidad'
- La unidad de toda la humanidad herida es voluntad de Dios. Por esto Dios envió a su Hijo para que, muriendo y resucitando por nosotros, nos diese su Espíritu de amor. La víspera del sacrificio de la Cruz, Jesús mismo ruega al Padre por sus discípulos y por todos los que creerán en El para que sean una sola cosa, una comunión viviente. De aquí se deriva no sólo el deber, sino también la responsabilidad que incumbe ante Dios, ante su designio, sobre aquéllos y aquéllas que, por medio del Bautismo llegan a ser el Cuerpo de Cristo, Cuerpo en el cual debe realizarse en plenitud la reconciliación y la comunión. ¿Cómo es posible permanecer divididos si con el Bautismo hemos sido « inmersos » en la muerte del Señor, es decir, en el hecho mismo en que, por medio del Hijo, Dios ha derribado los muros de la división? La división « contradice clara y abiertamente la voluntad de Cristo. es un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de predicar el Evangelio a toda criatura ». (5)
- «El Señor de los tiempos, que prosigue sabia y pacientemente el plan de su gracia para con nosotros pecadores, últimamente ha comenzado a infundir con mayor abundancia en los cristianos separados entre sí el arrepentimiento y el deseo de la unión. Muchísimos hombres, en todo el mundo, han sido movidos por esta gracia y también entre nuestros hermanos separados ha surgido un movimiento cada día más amplio, con ayuda de la gracia del Espíritu Santo, para restaurar la unidad de los cristianos. Participan en este movimiento de unidad, llamado ecuménico, los que invocan al Dios Trino y confiesan a Jesús como Señor y Salvador; y no sólo individualmente, sino también reunidos en grupos, en los que han oído el Evangelio y a los que consideran como su Iglesia y de Dios. No obstante, casi todos, aunque de manera diferente, aspiran a una Iglesia de Dios única y visible, que sea verdaderamente universal y enviada a todo el mundo, a fin de que el mundo se convierta al Evangelio y así se salve para gloria de Dios ». (6)
- Esta afirmación del Decreto Unitatis redintegratio se debe comprender en el contexto de todo el magisterio conciliar. El Concilio Vaticano II expresa la decisión de la Iglesia de emprender la acción ecuménica en favor de la unidad de los cristianos y de proponerla con convicción y fuerza: « Este santo Sínodo exhorta a todos los fieles católicos a que, reconociendo los signos de los tiempos, participen diligentemente en el trabajo ecuménico». (7)
- « Por tanto, las mismas Iglesias y Comunidades separadas, aunque creemos que padecen deficiencias, de ninguna manera carecen de significación y peso en el misterio de la salvación. Porque el Espíritu de Cristo no rehúsa servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia católica ». (12)
- De este modo la Iglesia católica afirma que, durante los dos mil años de su historia, ha permanecido en la unidad con todos los bienes de los que Dios quiere dotar a su Iglesia, y esto a pesar de las crisis con frecuencia graves que la han sacudido, las faltas de fidelidad de algunos de sus ministros y los errores que cotidianamente cometen sus miembros. La Iglesia católica sabe que, en virtud del apoyo que le viene del Espíritu, las debilidades, las mediocridades, los pecados y a veces las traiciones de algunos de sus hijos, no pueden destruir lo que Dios ha infundido en ella en virtud de su designio de gracia. Incluso « las puertas del infierno no prevalecerán contra ella » (Mt 16, 18). Sin embargo la Iglesia católica no olvida que muchos en su seno ofuscan el designio de Dios. Al recordar la división de los cristianos , el Decreto sobre el ecumenismo no ignora la « culpa de los hombres por ambas partes », (13) reconociendo que la responsabilidad no se puede atribuir únicamente a los « demás ». Gracias a Dios, no se ha destruido lo que pertenece a la estructura de la Iglesia de Cristo, ni tampoco la comunión existente con las demás Iglesias y Comunidades eclesiales.
- La misma Constitución explicita ampliamente « los elementos de santificación y de verdad » que, de diversos modos, se encuentran y actúan fuera de los límites visibles de la Iglesia católica: « Son muchos, en efecto, los que veneran la Sagrada Escritura como norma de fe y de vida y manifiestan un amor sincero por la religión, creen con amor en Dios Padre todopoderoso y en el Hijo de Dios Salvador y están marcados por el Bautismo, por el que están unidos a Cristo, e incluso reconocen y reciben en sus propias Iglesias o Comunidades eclesiales otros sacramentos. Algunos de ellos tienen también el Episcopado , celebran la sagrada Eucaristía y fomentan la devoción a la Virgen Madre de Dios. Se añade a esto la comunión en la oración y en otros bienes espirituales, incluso una cierta verdadera unión en el Espíritu Santo. Este actúa, sin duda, también en ellos y los santifica con sus dones y gracias y, a algunos de ellos, les dio fuerzas incluso para derramar su sangre. De esta manera, el Espíritu suscita en todos los discípulos de Cristo el deseo de trabajar para que todos se unan en paz, de la manera querida por Cristo, en un solo rebaño bajo un solo Pastor ». (15)
- En este contexto, es motivo de alegría recordar que los ministros católicos pueden, en determinados casos particulares, administrar los sacramentos de la Eucaristía, la Penitencia y la Unción de enfermos a otros cristianos que no están en comunión plena con la Iglesia católica, pero que desean vivamente recibirlos, los piden libremente y manifiestan la fe que la Iglesia católica confiesa en estos sacramentos. Recíprocamente, en determinados casos y por circunstancias particulares, también los católicos pueden solicitar estos mismos sacramentos a los ministros de aquellas Iglesias en que sean válidos. Las condiciones para esta acogida recíproca están fijadas en normas cuya observancia es necesaria para la promoción ecuménica. (78)
- En relación a la Iglesia de Roma y al Patriarcado ecuménico de Constantinopla, el proceso al que acabamos de hacer alusión se inició gracias a la apertura recíproca mostrada por los Papas Juan XXII y Pablo VI, y también por el Patriarca ecuménico Atenágoras I y sus sucesores. El cambio producido tiene su expresión histórica en el acto eclesial por medio del cual « se ha borrado de la memoria y del interior de las Iglesias » (84) el recuerdo de las excomuniones que, novecientos años antes, en 1054, se convirtieron en símbolo del cisma entre Roma y Constantinopla. Aquel acontecimiento eclesial, tan denso de contenido ecuménico, tuvo lugar en los últimos días del Concilio, el 7 de diciembre de 1965. La asamblea conciliar se concluía así con un acto solemne que era al mismo tiempo purificación de la memoria histórica, perdón recíproco y compromiso solidario por la búsqueda de la comunión.
- Quisiera a este respecto recordar una actitud inspirada por la caridad fraterna y caracterizada por la profunda luz de fe que he vivido con intensa participación. Me refiero a las celebraciones eucarísticas que presidí en Finlandia y Suecia durante mi viaje a los Países escandinavos y nórdicos. En el momento de la comunión, los Obispos luteranos se acercaron al celebrante. Ellos quisieron manifestar con un gesto concordado el deseo de alcanzar el momento en que nosotros, católicos y luteranos, podremos participar en la misma Eucaristía, y quisieron recibir la bendición del celebrante. Con amor, los bendije. El mismo gesto, tan rico de significado, se repitió en Roma durante la misa que presidí en la plaza Farnese con ocasión del VI centenario de la canonización de santa Brígida, el 6 de octubre de 1991.
- Este camino hacia la necesaria y suficiente unidad visible, en la comunión de la única Iglesia querida por Cristo, exige todavía un trabajo paciente y audaz. Para ello es necesario no imponer más cargas de las indispensables (cf. Hch 15, 28).
Desde ahora es posible indicar los argumentos que deben ser profundizados para alcanzar un verdadero consenso de fe:
1) las relaciones entre la sagrada Escritura, suprema autoridad en materia de fe, y la sagrada Tradición, interpretación indispensable de la palabra de Dios;
2) la Eucaristía, sacramento del Cuerpo y Sangre de Cristo, ofrenda de alabanza al Padre, memorial sacrificial y presencia real de Cristo, efusión santificadora del Espíritu Santo;
3) el Orden, como sacramento, bajo el triple ministerio del episcopado, presbiterado y diaconado;
4) el Magisterio de la Iglesia, confiado al Papa y a los Obispos en comunión con él, entendido como responsabilidad y autoridad en nombre de Cristo para la enseñanza y salvaguardia de la fe;
5) la Virgen María, Madre de Dios e Icono de la Iglesia, Madre espiritual que intercede por los discípulos de Cristo y por toda la humanidad.
- En este valiente camino hacia la unidad, la claridad y prudencia de la fe nos llevan a evitar el falso irenismo y el desinterés por las normas de la Iglesia. (131) Inversamente, la misma claridad y la misma prudencia nos recomiendan evitar la tibieza en la búsqueda de la unidad y más aún la oposición preconcebida, o el derrotismo que tiende a ver todo como negativo.
- Mantener una visión de la unidad que tenga presente todas las exigencias de la verdad revelada no significa poner un freno al movimiento ecuménico. (132) Al contrario, significa no contentarse con soluciones aparentes, que no conducirían a nada estable o sólido. (133) La exigencia de la verdad debe llegar hasta el fondo. ¿Acaso no es ésta la ley del Evangelio?
- Entre todas las Iglesias y Comunidades eclesiales, la Iglesia católica es consciente de haber conservado el ministerio del Sucesor del apóstol Pedro, el Obispo de Roma, que Dios ha constituido como « principio y fundamento perpetuo y visible de unidad », (146) y que el Espíritu sostiene para que haga participes de este bien esencial a todas las demás. Según la hermosa expresión del Papa Gregorio Magno, mi ministerio es el del servus servorum Dei. Esta definición preserva de la mejor manera el riesgo de separar la potestad (y en particular el primado) del ministerio, lo cual estaría en contradicción con el significado de potestad según el Evangelio: « Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve » (Lc 22, 27), dice nuestro Señor Jesucristo, Cabeza de la Iglesia. Por otra parte, como tuve la oportunidad de afirmar con ocasión del importante encuentro con el Consejo Ecuménico de las Iglesias en Ginebra, el 12 de junio de 1984, el convencimiento de la Iglesia católica de haber conservado, en fidelidad a la tradición apostólica y a la fe de los Padres, en el ministerio del Obispo de Roma, el signo visible y la garantía de la unidad, constituye una dificultad para la mayoría de los demás cristianos, cuya memoria está marcada por ciertos recuerdos dolorosos. Por aquello de lo que somos responsables, con mi Predecesor Pablo VI imploro perdón. (147)
- Cuando afirmo que para mí, Obispo de Roma, la obra ecuménica es «una de las prioridades pastorales» de mi pontificado,(157) pienso en el grave obstáculo que la división constituye para el anuncio del Evangelio. Una Comunidad cristiana que cree en Cristo y desea, con el ardor del Evangelio, la salvación de la humanidad, de ningún modo puede cerrarse a la llamada del Espíritu que orienta a todos los cristianos hacia la unidad plena y visible. Se trata de uno de los imperativos de la caridad que debe acogerse sin compromisos. El ecumenismo no es sólo una cuestión interna de las Comunidades cristianas. Refleja el amor que Dios da en Jesucristo a toda la humanidad, y obstaculizar este amor es una ofensa a El y a su designio de congregar a todos en Cristo. El Papa Pablo VI escribía al Patriarca ecuménico Atenágoras I: «Pueda el Espíritu Santo guiarnos por el camino de la reconciliación, para que la unidad de nuestras Iglesias llegue a ser un signo siempre más luminoso de esperanza y de consuelo para toda la humanidad». (158)
(lee lo entero aqui)
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Asi escribe y cree el arquitecto del ecumenismo, el papa de la iglesia católica.
Esto es alarmante porque
la Iglesia Catolica no es cristiana sino pagana (lee
LA VERDAD SOBRE EL CATOLICISMO) y no se puede hacer compromisos con el enemigo.
En la Biblia se dice:
"Todo el que se desvía y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la enseñanza tiene tanto al Padre como al Hijo." (2 Jn 1:9)
La iglesia católica, ortodoxa y luterana se han alejado lejos de Cristo Jesús con sus propias doctrinas y en virtud de sus propias enseñanzas me atrevo escribir que aquello quien cree el otro evangelio de estas iglesias, no tiene ni al Padre ni al Hijo. Es totalmente inutil decir, que porque en estas iglesias hay creyentes en virtud de esto podemos practicar ecumenismo con la iglesia católica y otras iglesias. El catecismo de los catolicos enseña que el católico no puede creer de otra forma que la iglesia enseña, y esto significa que el católico pierde la salvación católica, si no cree como la iglesia enseña. El quien cree en Jesús no puede en su corazón creer en las historias y falsas doctrinas de los catolicos, sino
el quien cree en Jesús solo puede creer lo que esta escrito en la Biblia.
Si un católico se convierte para Cristo, tiene que renunciar de la religión sacramental católica sin miedo; Dios cuida a los suyos y los reune. El quien cree en Jesús tampoco puede creer en el cuento de bautismo de bebes de las iglesias, que se cuenta tanto para los niños como para los adultos. Si tú perteneces a cualquier iglesia o movimiento y si la congregación que esta en tu ciudad a la cual perteneces, esta metido en el ecumenismo, adviertelos y exhorta a arrepentirse en este asunto. Si la congregación no se arrepiente en este asunto, renuncia de ella para que no te hagas participe en sus obras infructuosas de la oscuridad y ora a Dios y Él te va a guiar a esa congregación de Dios, que se edifica en el Espíritu de amor y de la verdad y queda fuera de los altares del ecumenismo. Cuando el anticristo une diferentes religiones y las supuestas iglesias cristianas como una sola iglesia ecumenica mundial y dice que esto es lo que Jesús dijo; "que tengais amor los unos a otros y tienen que ser uno" Es triste cuando este tipo de mentira une a los practicantes de las religiónes falsas, pero el verdadero pueblo de Dios se contenta con estar en los denominaciones de diferentes nombres.
Ahora nosotros quienes somos pueblo de Dios tenemos que arrepentirnos y empezar a reunirnos y edificarnos en el fundamento de una sola congregación, que es el fundamento de la unidad en Jesucristo. ¿Comó podemos empezar esta reunión? Ellos a cuyos corazónes Dios ha hablado, ellos empiezan a orar con los otros a quienes corazones Dios ha hablado del asunto. Y despúes empiezan a reunirse. Dios unge a los apostoles en este tiempo del fin, quienes tienen una unción practica de guiar y enseñar a la congregación a estar basado en el fundamento de la unidad. Los creyentes entonces ganan más miembros del mundo para la congregación y de las denominaciones de diferentes nombres vienen los que aman a la verdad y al Señor Jesús. Despues Dios unge a los ancianos a los pueblos y a todos los otros trabajos de servir a la congregación, para que pueda edificarse en una fe común en el fundamento de la unidad.
Los catolicos tienen decenas de santos a los cuales usan como intercesores en la oración y María es su destino principal de oración.
(La enseñanza de la Biblia acerca de la oración es esto: oren Padre en el nombre de Jesús.) En el bautismo de bebes un católico se renace y recibe el perdón de sus pecados y se hace miembro de la iglesia católica e hijo de Dios. La iglesia ortodoxa enseña lo mismo del bautismo de bebes. La iglesia ortodoxa tiene reliquias, junto con las cuales oran. La iglesia luterana enseña que el bautismo de bebes renace y salva y en este bautismo la persona va a ser unida a la congregación y va a ser hijo de Dios.
Los catolicos, luteranos y ortodoxos han sustituido el evangelio con sacramentos y creer en ellos desbarata el verdadero evangelio de la muerte de la cruz y resurrección. La doctrina de sacramentos acerca de la salvación por medio del bautismo y eucaristia es otro evangelio, porque el hombre es salvo por medio de la sangre de Jesús y por su resurrección, si cree en su corazón en Jesús.
Todos los extra canales de salvación, que ponen además de la muerte y resurrección de Jesucristo son otro evangelio, que no tiene salvación. Todas estas iglesias tienen sus cimientos totalmente mal. Las confesiónes y doctrinas de este tipo de iglesias son de padre el diablo, y no son palabra de Dios. Con estos, que creen en otro evangelio, los que creen en Jesús no tendrián que tener ninguna relación espiritual, ni relación ecumenica, que también es de padre el diablo. La unica obligación de los creyentes es amar a aquellos quienes declaran otro evangelio y declararles el evangelio verdadero, para que puedan ser salvos y servir al Dios de la Biblia. La unidad verdadera se basa en la verdad clara de la Biblia, no en las historias inventadas por los hombres y en las creencias de los hombres. La verdadera unidad de los discípulos de Jesús es unidad entre los creyentes renacidos y no entre las iglesia institucionales que han renegado de la Palabra de Dios. Todos los siervos del Señor tienen que quedar fuera de los altares del ecumenismo, porque no podemos al mismo tiempo ser participes de la copa del Señor y de la copa de los demonios. ¿Entiendes?
La palabra ecumenismo viene de la palabra de idioma griego
oikumene, la cual significa mundo y el orbe.
Jn 17:20 Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Se trata de unidad, no de ecumenismo. En la pasaje se habla, para que los creyentes sean uno ( = griego eis = uno) como el Padre y el Hijo son uno. En la unidad del Padre y el Hijo no hay mentira o idolos, sino amor, verdad, santidad, justicia... etc. A esta unidad la oración de Jesús exhorta a Sus discipulos. En todo el versículo no se menciona la palabra oikumene = ecumenismo.
La palabra oikumene se usa en la Biblia p.ej. de la siguiente manera:
Mt 24:14 "Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo =oikumene como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin."
El evangelio o sea la mensaje de salvación hay que predicar en el mundo.
Lc 4:5 "Llevándole a una altura, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo" =oikumene.
Oikumene significa al mundo, no a los creyentes.
He 11:28 "Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que ciertamente habría una gran hambre en toda la tierra =oikumene. Y esto ocurrió durante el reinado de Claudio."
Oikumene significa al mundo, no a los creyentes.
He 19:27 "Y no sólo corremos el peligro de que nuestro oficio caiga en descrédito, sino también de que el templo de la gran diosa Diana se considere sin valor, y que ella, a quien adora toda Asia y el mundo entero =oikumene, sea despojada de su grandeza."
Oikumene o sea el ecumenismo sirve al dios falso, pero los creyentes sirven a Dios.
Ap 12:9 "Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero =oikumene; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él."
Satánas engaña al mundo (oikumene), pero Dios es quien obra tanto el querer como el hacer en los discípulos de Jesús.
No es bueno que los creyentes usen palabras, que no pertenecen a sus propios lugares. La Biblia habla de la unidad de los creyentes, no del ecumenismo. Oikumene de la cual viene la palabra ecumenismo significa en la Biblia al mundo y no la relación de los creyentes, mientras la Biblia habla de la unidad de los creyentes, o sea, para que los creyentes sean uno como el Padre y el Hijo son uno.
Ecumenismo o sea el mundo y el espíritu del mundo que son de Satánas procura engañar a la gente para que crean que el ecumenismo es la cosa de que Jesús habló en Jn 17.
Jesús habló de unidad.
King James traduce el versículo con exactitud:
That they all may be one; as thou, Father, art in me, and I in thee, that they also may be one in us: that the world may believe that thou hast sent me.
Jesús ha prometido que el resultado de la unidad biblico es la salvación de los incredulos, asi que las llaves para la conversión y la salvación de muchas personas es la unidad de los creyentes renacidos.
La Biblia dice, que en los ultimos tiempos antes de la venida de Cristo va a haber: - apostasia
"Que nadie os engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición,..." (2.Ts.2:3)
"'Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!
16 'Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
17 'Porque dices: "Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad"; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo,..(Ap.3:15-17)
- un movimiento de falsa religión mundial
1 Y uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, vino y habló conmigo, diciendo: Ven; te mostraré el juicio de la gran ramera que está sentada sobre muchas aguas;
2 con ella los reyes de la tierra cometieron actos inmorales, y los moradores de la tierra fueron embriagados con el vino de su inmoralidad.
3 Y me llevó en el Espíritu a un desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, y que tenía siete cabezas y diez cuernos.
4 La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada con oro, piedras preciosas y perlas, y tenía en la mano una copa de oro llena de abominaciones y de las inmundicias de su inmoralidad,
5 y sobre su frente había un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.
6 Y vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los testigos de Jesús. Y al verla, me asombré grandemente." (Ap.17:1-6)
Despúes explica que "muchas aguas" son pueblos, multitudes, naciones y lenguas. (Ap.17:15) y la "Gran Ramera" es la "gran ciudad" que reina sobre los reyes de la tierra asentada sobre siete montes (Roma). Su nombre era "Babilonia" . Juan la vio sentada sobre una bestia bemeja (el Papado) que tenía siete cabezas y diez cuernos. Estaba vestida de púrpura, escarlata y piedras preciosas, el pago de su adulterio. Era madre de abominaciones (falsas doctrinas y mentiras, vea Zar. 5:6-10) y ebria de la sangre de los santos (por sus persecuciones). Los horrores de la Inquisición, (una de tantas persecuciones de la ramera) ordenadas por Roma, fueron más brutales y malévolas que las persecuciones romanas. La ramera es "Madre" de "fornicaciones y abominaciones". Sus hijas son aquellas que reconocen su supuesta "autoridad" . Las siete cabezas eran siete reyes de los cuales cinco habían caído. Los diez cuernos eran diez reyes que aún no habían recibido reino.
La ramera es Babilonia y Babilonia es la ramera. La mujer y la ciudad son símbolos para la misma cosa. Juan la llama ramera porque ha prostituído la verdad de Dios por mentiras y tesoros de hombre. En el Antiguo Testamento, Dios usó el símbolo de una "ramera" para comparar a su iglesia, cuando se unió con los paganos (Isaías 1: 21). 1 Después de esto vi a otro ángel descender del cielo, que tenía gran poder, y la tierra fue iluminada con su gloria.
2 Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible.
3 Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y los reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad.
4 Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no recibáis de sus plagas;
5 porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades. (Ap.18:1-5) Lee más
La conclusión: El Movimiento Ecumenico es de Satánas.
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